jueves, 9 de julio de 2015

"We won't be together for ever and ever, no more tears" - Within Temptation

 - Hacéis buena pareja -afirmó

 - Oh, gracias -respondió él, halagado.

 - No hablo de ella -quiso aclarar señalando a la chica con la cabeza. Sacó el teléfono móvil y le mostró una fotografía-. Me refería a ella -dijo, refiriéndose a la chica de la foto.

 - Ough -fue lo único que pudo decir. Esa chica...había sido su primera novia, pero ella lo había dejado a los dos meses de relación, sin dar explicación alguna. La había amado tanto...si ella no hubiese roto con él, ahora, tal vez, seguirían juntos. Cerró los ojos un instante para apartar de su mente tales pensamientos, sintiéndose culpable miró a su acompañante. No se vio capaz de mirarla a los ojos. Si Amanda no lo hubiese dejado, ahora mismo no estaría con el amor de su vida,pero...¿y si el amor de su vida, realmente, era Amanda?No, no podía pensar en eso, estaba loca y perdidamente enamorado de Sarah...o eso quería creer.

  Sarah lo miró, preguntándose si Eithan estaría bien. Entonces reparó en la fotografía. Era cierto: Eithan y Amanda hacían muy buena pareja, ¿por qué ella lo había dejado?, ¿cómo había podido hacerle hecho daño? Le hirvió la sangre. La fotografía había sido tomada hacía dos días, que ellos dos habían quedado, y aún parecía que estuviesen juntos. Ella parecía tan enamorada y él tan feliz de estar a su lado...eso no hacía más que añadir más peso a la pregunta que le rondaba una y otra vez por la cabeza: "¿por qué cortó con él?"

 - ¿Qué es lo que quieres? -dijo Eithan, sacándola de sus divagaciones. Sergio rió.

 - Nada, realmente. Sólo decírtelo. A decir verdad, pensé que eras su novio, me ha hablado tanto de ti...vaya, parece ser que me he equivocado -soltó una fuerte risotada. Luego los miró a ambos y, mirando a Sarah directamente a modo de disculpa, trató de arreglar su metedura de pata-. Vosotros sí que hacéis buena pareja.

  Sarah soltó la mano de Eithan, lo besó en la mejilla, le susurró algo en el oído y se fue, dando media vuelta. Él, a su vez, lanzó una mirada asesina a su amigo, quien aprovechó para preguntar.

 - Pero, ¿alguna vez estuvisteis juntos?

 - Dos meses -respondió secamente y, a la vez, sorprendido ante la pregunta.

 - ¿Hace cuánto?

 - En noviembre.

 - Hm...pues no hace mucho, ¿no? -Eithan negó con la cabeza-. ¿Y no la echas de menos?

  Silencio. Realmente sí que la echaba de menos, mucho, pero se negaba a reconocerlo, no quería aceptarlo porque amaba a Sarah, quería amarla. Ella lohabía hecho muy feliz, lo había sacado de la oscuridad cuando Amanda lo había arrojado a ella sin pretender herirlo. Su novia merecía que la amase y, sin embargo, no podía olvidar a Amanda por más que lo intentaba.

  Sergio interpretó tal silencio como una afirmación y, simplemente, dijo:

 - Quien calla otorga, amigo mío -colocó una mano en su hombro, tratando de darle ánimos, y se marchó en la dirección opuesta a la que había tomado Sarah al irse, dejando a Eithan solo, en mitad de la calle, hundido, sin saber qué hacer. Arrepentido.

  Vio a Sergio alejarse con la mirada perdida. Quiso ir a buscar a Sarah pero, ¿qué le iba a decir?, ¿que la amaba más que a nada ni nadie en el mundo?, ¿que Amanda ya no significaba nada para él?, ¿que la única mujer en su vida era ella?, ¿que sólo a ella la amaba con esa intensidad que no había sentido por nadie nunca antes? No, no podía. ¿Y si eso sólo era fruto de su intento de autoconvencimiento y de su deseo de amarla por encima de todo y así corresponder a su amor hacia él? No podía quitarse la imagen de Amanda sonriendo el otro día, cuando se tomaron la foto. ¿Realmente seguía amándola?

  Sin darse cuenta, había comenzado a seguir los pasos de Sarah, y sus pies lo llevaron ante ella, quien alzó la vista y lo recibió con una cálida sonrisa cargada de amor.

 - Hola, amor. ¿Amor...? -dijo al verlo tan afligido-. ¿Estás bien?

 - Sí, mi vida. No te preocupes, pequeña -intentó formar una sonrisa pero no lo logró. Sarah lo abrazó, pidiendo que le contase lo que sucedía-. Nada, mi amor -insistía él una y otra vez. Finalmente suspiró y dijo-: Siéntate, te lo contaré -Sarah se sentó-. Verás... -empezó-, Sergio me ha preguntado si aún echo en falta a Amanda... -no se atrevía a mirarla a los ojos, sabía que le estaba haciendo daño, pero también sabía que, a la larga, era lo mejor para ella.

 - ¿Vas a volver con ella? -atajó, tratando de ahorrarle parte del sufrimiento.

  Eithan se quedó en silencio. Él jamás lo hubiese dicho de esa forma, ni siquiera se lo había llegado a plantear, sin embargo se dio cuenta que era lo que más deseaba. Bajó la cabeza.

 - Gomen -fue lo único que dijo. Sarah asintió, se levantó, lo besó en los labios por última vez y se fue sin volver la vista atrás.

sábado, 27 de junio de 2015

Libertad





         Miro el vacío y trato de calcular cuántos metros me separan del suelo. Son cinco pisos, no será suficiente para quitarme la vida al momento. Tal vez me rompa un hueso o dos, con suerte una costilla se fracturará y me perforará un pulmón, pero nada más...¿Y si trato de saltar hacia la carretera? Así me atropellarían, pero sería demasiado escándalo y llamarían a una ambulancia antes de que me desangrase.

Los cobardes son los que se van, porque no son capaces de afrontar sus problemas, sin embargo, la idea de sentirme libre durante tan siquiera un instante me resulta tan tentadora...el viento acariciando mi rostro, dándome alas y, luego, ¡PAM!, la libertad se cierne sobre mí tras un oscuro túnel, en forma de cegadora luz...¿blanca? Quizás, ¿qué más da?

La ropa me asfixia así que empiezo a desnudarme. El calor del verano es insoportable y hace que mi propio cuerpo me resulte pesado y me agobie. Me quito la camiseta, luego los zapatos, los calcetines, el pantalón...me quedo en ropa interior. Palpo mi pálido cuerpo, tal vez por última vez. Me subo a la barandilla. En silencio le digo adiós a mi padre, a mi hermana, a mi familia, a mis amigos...pero, sobretodo, le digo adiós a mi novio. Soy consciente que, haciendo esto, lo mando a una muerte segura...por lo menos interior...y, aunque es lo último que deseo, no aguanto más. Llamadme cobarde si queréis, pero todo me sale mal y yo ya no sé qué hacer. Sólo quiero que sepas, amor mío que, pase lo que pase, haga lo que haga, salte o no...siempre te amaré.

Dejo mi cuerpo en peso muerto y se precipita hacia delante. Me pesa. En este momento, cuando por fin tengo alas, un último poema acude a mi mente, improvisado:


Dolor placentero que llega su fin,
fin que alas le da a mi alma,
alma que ya no quiere sufrir
y desea salir de las entrañas para no volver más.


Luego, silencio. Oscuridad. A lo lejos veo una luz. Esa ansiada luz que me anuncia que es el final. Ya no hay más sufrimiento. Ya no hay dolor. Mi último pensamiento, para ti: Te quiero.



jueves, 23 de abril de 2015

Hoy más que nunca...

Necesito tus abrazos y tus besos...
hoy más que nunca.
Necesito tu presencia junto a mí...
hoy más que nunca.
te echo tanto de menos...
hoy más que nunca.
Quiero dormir esta noche junto a ti...
hoy más que nunca.

jueves, 19 de marzo de 2015

Sangran

Sangran mis ojos,
sangran mis oídos,
sangran mis labios,
sangran mis manos.

Sangra mi corazón,
sangra mi caparazón,
sangra por ti mi razón,
que se acurruca en un rincón.

Sangra mi alma rota,
sangra mi seca boca,
sangran mis recuerdos,
sangran mis temblorosos dedos.

Sangran mis suspiros,
sangran mis susurros,
sangran mis días
y mis mañanas son frías.

Sangran mis noches,
sangran mis voces,
me ahogo en un llanto
pero me cubres con tu manto.


Aishiteru