viernes, 13 de octubre de 2017

"Don't tear me down from all I need" – Within Temptation

"– ¿Es esto? –la miró sin comprender. Pobre niña–, ¿esto es sentir?

– Todo es bueno y todo es malo: sentirás dolor, tristeza, sufrimiento, ira..., pero también sentirás alegría, apoyo, ilusión..., amor, odio..., los dos últimos son muy fuertes y, aunque opuestos, muy cercanos, tanto que casi se tocan.

– ¿Y no sería mejor no sentir?"

Todos hemos pensado eso alguna vez, ¿verdad?: Mejor no sentir. La tristeza, el dolor, el sufrimiento que vienen tras la alegría, la caída después de vernos elevados hasta el cielo es horrible, no hay punto de comparación. Aunque haya quien remonte (todos lo hacemos, tarde o temprano), no se olvida el dolor y no siempre compensa; cuando creemos que ya nos encarrilábamos...ocurre algo que desencadena una serie de sucesos y todo se desestabiliza.

Ahí. En ese momento. Justo entonces, es cuando uno debe mostrar su fortaleza. Te diré un secreto: del mismo modo que, comprobado está, los buenos momentos terminan, los malos también. De eso se trata el equilibrio. Precisamente cuando uno empieza a caer es cuando debe mirar arriba, nunca abajo, y alzar los brazos, dejarnos ayudar, intentar volar. Nunca aferrarnos. ¿Por qué?, dirás. Bueno, porque si te aferras al recuerdo, no es más que algo abstracto, pasado, un fantasma que te torturará recordándote que estuviste mejor justo antes de caer, creando falsas ilusiones; si es a una persona, si pretendes que sea la otra persona quién te saque de un lugar del que sólo puedes salir, la arrastrarás, la ahogarás y, probablemente, termine por alejarse, consciente o inconscientemente, pero lo hará.

Así que busca en ti: la sensación que tenías antes de caer (no el recuerdo), búscala, y ten presente que volverá, coge y usa toda herramienta que esté en tu mano, las que te proporcionen. Pero, sobre todo, desahógate. Llora, habla, suelta lo que te duele, toma aire. Sonríe. Porque es mejor sentir que no hacerlo. Siempre. Es mejor poder disfrutar de los pequeños momentos que no poder apreciarlos porque estás sumido en un vacío que amenaza con anularte, mejor que estar muerto en vida, que, simplemente, existir. Cuando solo se existe...es muy difícil remontar.

Yo puse fecha de caducidad a mi vida, no veía forma de remontar, de salir de ese bucle de vacuidad, pero intentaba, desesperadamente, poder sentir algo, cualquier cosa: no quería dejar este mundo sin haber podido vivir, sin haber sentido, sin haber apreciado lo que tenía..., pero, simplemente, no podía hacerlo, no podía sentir...me daba miedo hacerlo. Hasta que alguien llegó y me enseñó, de nuevo, a amar. Es poco, va despacio, es una pequeña luz, muy tenue, pero existe, y trato de alimentarla, aunque a veces amenace con extinguirse porque, por mucho que remontemos, el vacío sigue ahí, amenazando con volver. Pero hay que luchar, nadie merece ese vacío. Todos tenemos demonios, de nosotros depende combatirlos, vencerlos y dominarlos, o permitir que nos dominen e incluso alimentarlos.