– Hécate, diosa que me otorgó el poder, ruego escucha mi plegaria; Luna, madre, tan bella con tu palidez, guíame esta noche; Hades, guardia de almas, imploro tu protección...
Un carraspeo femenino interrumpe mi plegaria diaria a los dioses paganos. Abro los ojos, algo molesta, y miro, con el ceño fruncido, a la mujer que hay frente a mí. Algo me dice que debería reconocerla, pero no logo identificarla. Un halo sobrenatural brilla a su alrededor. Me quedo sin habla. Me sonríe.
– Supongo que no sabrás quién soy –empieza. Niego con la cabeza–. En ese caso, será un placer para mí presentarme: soy Hécate.
Abro los ojos, de par en par, y la boca, sorprendida.
– ¿Hé... Hécate? –parpadeo sin salir de mi asombro. Asiente, aún sonriendo. Bajo la cabeza–. Entonces...¿habéis oído mis plegarias...?
No me atrevo a mirarla directamente. Siento su mano sobre mi cabeza, apoyada con ternura.
– Por supuesto –responde con voz suave–. ¿Cómo no oír unas plegarias tan devotas?
Siento lágrimas acudir a mis ojos, amenazando con derramarse. Había empezado a pensar que no tenía sentido orar a cualquier dios, en general, incluso había comenzado a dudar de su existencia. Después de todo, era mejor pensar eso que asumir que han permitido que me ocurriese todo aquello.
– Lo lamento –decimos a la vez. Alzo la vista de forma inconsciente, ¿una diosa se acaba de disculpar?, ¿ante una mortal? La miro sin entender. Sonríe.
– Lamento haber permitido lo que te ha ocurrido, pero debes entender que era necesario: si lo hubiese hecho no serías la mujer fuerte y luchadora en la que te has convertido –una lágrima traidora se desborda y cae por mí mejilla. La recoge con una sonrisa–. Se ha terminado tu sufrimiento, pequeña, lo prometo.
– ¿Qué queréis decir con eso...?
– Shhht... Túmbate, y cierra los ojos –obedezco y me relajo. Acaricia mi rostro y pasa su mano por mi hombro–. Los dioses hemos escuchado tus plegarias. Mereces ser feliz después de todo. Es hora de descansar...
Intento abrir los ojos, pero no puedo. Caigo en un sueño profundo y definitivo. Oigo una última frase: «pronto te reunirás con los demás».
No hay comentarios:
Publicar un comentario